Si tuvierais que definir lo que significa la palabra portero
bastaría con decir un nombre, Víctor Valdés. Me explico; un portero de buen
nivel necesita unas características apropiadas. Algunas de ellas son buenos
reflejos, buen juego con el pie, hábil en el uno contra uno y salir bien en los
balones aéreos. Y Valdés las tiene todas.
Llegó al club azulgrana con solo diez años, pero ese mismo
septiembre iba a tener que dejar la ciudad condal por temas familiares y
marcharse a Tenerife. Tres años más tarde volvió a Barcelona e ingresó en las
categorías inferiores del F.C. Barcelona.
En 2002 le llegó la oportunidad soñada por todo chaval,
debutar con el primer equipo de la mano de Louis Van Gaal. Y no lo hizo en un
partido de Liga, sino que debutó en un partido de la previa de la Champions
League el 14 de agosto frente al Legia de Varsovia. Su debut en Liga llegaría
unos días más tarde, el 1 de septiembre, frente al Atlético de Madrid.
Pero no iba a ser todo tan bonito como pintaba. Después de
disputar partidos de liga y Champions con el primer equipo, Van Gaal tomó la
decisión de bajarlo al filial y que jugara allí unos partidos. El jugador no se
lo tomó nada bien y plantó cara al club. Se encerró en su casa y no acudió ni a
los entrenamientos ni al partido al que fue convocado con el filial.
Finalmente, recapacitó, pidió disculpas al cuerpo técnico y al club y volvió a
los entrenamientos. Eso sí, al filial; al primer equipo volvería más tarde.
La siguiente temporada estuvo en el primer equipo aunque
compartía titularidad con Rüstü Reçber. Aunque se puede decir que la temporada
en la cual se afianzó definitivamente en la portería del club azulgrana fue la
2004-05. En esa temporada jugó 35 de 38 partidos en los cuales solo le
encajaron 25 goles y consiguió el trofeo Zamora. Añadir que esa Liga la ganó el
F.C.Barcelona.
La siguiente campaña, el portero de Hospitalet fue
cuestionado por unos errores que cometió durante la competición liguera pero
fue esa temporada donde acabó ganándose el respeto que tanto buscaba. Concretamente,
en la final de la Champions League, frente al temible Arsenal de Thierry Henry.
Hizo una serie de paradas para recordar y paró manos a manos frente a los delanteros “gunners”
que fueron clave para que el Barça alzara su segunda copa de Europa.
A partir de ese momento, nadie cuestionó su gran nivel y
mantuvo la titularidad en la portería blaugrana hasta el año pasado, cuando
decidió marcharse del club y emprender nuevas aventuras. Tal fue el nivel que
llegó a alcanzar, que Vicente Del Bosque le llamó para jugar en la Selección
Española.
Una lástima esa lesión de rodilla que tuvo en la parte final
de la temporada. A mi entender, estaba siendo su mejor temporada como
blaugrana. Además se acercaba el mundial y había una disputa clara entre
Casillas y él por ver quien defendería la meta española en Brasil.
Se supo que el club por el que iba a fichar, el Mónaco, con
el que ya tenía firmado un precontrato, tras hacerle el reconocimiento médico, le
hizo un comunicado al jugador y a su representante diciéndole que no contaban
con sus servicios. Desde entonces no ha habido muchas noticias sobre Valdés. Su
recuperación ha sido hecha a escondidas, nadie sabía o si lo sabían no decían
nada sobre cómo iba avanzando el jugador.
Hace unas semanas, el jugador volvió a dejarse a ver a través
de las redes sociales, donde comunicaba que ya faltaba poco para volver a
jugar. Se sabe que está entrenando con el Manchester United, casualidad o no,
dirigido por Louis Van Gaal, técnico con el que debutó.
Ahora sólo queda esperar a que le llegue la oportunidad de
fichar por un equipo y volverle a ver en un terreno de juego.